Hace ya casi un año publiqué un post en el que hablaba sobre los diversos errores que he cometido dando clases de piano, errores que desde hace unos años estoy tratando de mejorar. En principio iba a ser una serie de dos artículos pero la segunda parte se ha hecho esperar demasiado. En el primer post traté errores como el de creer que los alumnos y los padres tenían la culpa del lento avance en los estudios, o como el de dedicar las clases sólo a preparar repertorio o centrarme demasiado en la partitura. Aquí va la continuación de mi lista de errores.
Error 6- Nosotros aprendimos así
En muchas conversaciones con compañeros de profesión acerca de la enseñanza, uno de los argumentos más comunes para justificar su metodología es que ellos aprendieron así, también yo pensaba de esta manera hace un tiempo. Ahora me doy cuenta de que nosotros aprendimos a pesar de esa enseñanza que recibimos y no gracias a ella, somos unos supervivientes del método tradicional. Lo malo es que los supervivientes a este sistema siguen aplicándolo independientemente del resultado con los alumnos, ellos aprendieron así luego sus alumnos también lo harán.
¿Qué pasaría si nos diéramos cuenta de que quizá no aprendimos de la forma debida? ¿si viéramos que no estamos enseñando de la mejor manera? Yo estoy en un proceso de búsqueda desde hace años, sin saber exactamente adónde voy pero con la certeza absoluta de no querer volver al punto de partida. Sin haber llegado a la meta todavía pero con muchas fuerzas en la mochila viendo todas las mejoras hechas en el camino.
Error 7- No respetar el desarrollo del niño
Cito la siguiente frase que leí en un libro de Richard Chronister: «Nada es difícil para el alumno preparado». Durante muchos años he intentado hacer pasar a los alumnos por la programación establecida, trabajar con ellos las obras que se suponía que debían estar tocando sin realmente cuestionarme si estaban preparados para ello. Es como chocarse contra un muro. Con algún alumno funciona, pero son la excepción, no la regla. Estos pocos alumnos que forman la excepción avanzan a pesar del profesor y no gracias a él, pero funcionarían todavía mejor si respetáramos su desarrollo.
Para ilustrar con un ejemplo este error número 7 de mi lista, siempre pienso en los alumnos del colegio Alemán de Madrid (ignoro si aplican el sistema alemán o uno propio del centro). Siempre me había llamado la atención lo lectores que son los alumnos de este colegio, es normal verlos con un libro a todas horas. Pues bien, cuál fue mi sorpresa al enterarme de que no les enseñan a leer hasta los siete años. Alumnos míos de otros colegios ya sabían leer desde mucho antes, en el sistema español empiezan con la lecto-escritura desde la etapa de Infantil (de 3 a 6 años). En esa etapa comienza una lucha sin cuartel para que los alumnos lean, tras 3 o 4 años de duros esfuerzos lo consiguen, sí, pero a qué precio. Se les enseña algo para lo que no están preparados, dejando de aprender otras cosas para las que sí lo están, pudiendo dejar la lectura para más adelante con mejores resultados. Lo dicho, es chocarse contra un muro. Los alumnos del colegio alemán aprenden más tarde, pero de una manera sencilla y rápida y donde disfrutan de hacerlo porque están preparados para ello.
Si un alumno aprende lo que necesita en el momento justo lo aprenderá de una manera sencilla, natural y lo hará con gran motivación. Y conseguiremos éxito con la totalidad del alumnado.
Error 8- Avanzar sin haber realmente aprendido lo anterior
Parece muy obvio, pero este es de los errores más graves y más repetidos por todos los profesores. Nos creemos que los alumnos saben unos conceptos que en realidad no están asimilados por su parte. Por ejemplo, les hemos dicho un montón de veces en qué consiste un 6/8 ( o un acorde, o una tonalidad o lo que sea), lo han tocado miles de veces, pero ¿lo han aprendido?. Se lo hemos podido decir, explicar, contar, pero ¿se lo hemos enseñado?, si no lo han aprendido es que no se lo hemos enseñado, lo hemos podido intentar pero no lo hemos conseguido. Si se sigue avanzando con elementos más complicados sin haber asimilado los anteriores llega un momento en que el alumno no puede progresar, tiene tantas carencias en su formación que preparar una obra nueva (basada en elementos que supuestamente el alumno ya sabe) se convierte en una tarea poco menos que imposible. Algunos lo hacen, son la excepción antes mencionada, no la regla. Hay alumnos que, o bien por talento o bien por perseverancia, pueden con todo, pero no es lo normal. Algunos pensarán que la música no es para todo el mundo, que sólo es para los muy talentosos o trabajadores, y esto es así si sigues la enseñanza tradicional que hemos recibido la mayoría de profesores. Yo me niego a pensar eso, cualquier niño pude aprender música si avanza sobre bases sólidas. Hay niños de aprendizaje más rápido y otros más lentos, pero si respetas su desarrollo todos llegan a niveles musicales más que aceptables.
Error 9- No trabajar el oído en clase de piano, eso es tarea de Lenguaje Musical
En las clases de piano es habitual trabajar el oído, sí, pero sólo la capacidad de escuchar el sonido ya ejecutado y trabajar sobre él. Se trabaja el oído para realizar un buen fraseo o para destacar una voz sobre otras, lo cual es muy importante, cómo no. Pero se descuidan (descuidar es una palabra muy generosa para lo que observo) otros aspectos fundamentales del oído. Muchos profesores de piano desconocen si sus propios alumnos tienen buen oído o no. Antes de abordar una partitura sería imprescindible preparar mediante actividades de oído los elementos que el alumno se va a encontrar en ella, tonalidad, patrones melódicos, el pulso y patrones rítmicos, entre otros aspectos. Muchos profesores consideran esto una pérdida de tiempo, porque les arrebata unos minutos de la preparación del repertorio, pero este tiempo de formación auditiva bien empleado hará que el alumno aprenda en el futuro mucho más rápidamente las obras, será un alumno que entienda y que sepa reconocer auditivamente cómo están construidas las piezas. Merece la pena este trabajo y nosotros, profesores de piano, debemos ser ante todo profesores de música.
Error 10- No improvisar en clase
Cada vez improviso más con mis alumnos, esto ya lo sabéis los que seguís mi blog. Esto asusta mucho a los profesores de piano más tradicionales, «la improvisación es para el jazz o para la música moderna» piensan. Otra idea muy extendida es que la improvisación es un don que tienen algunos alumnos y otros no. Efectivamente, unos alumnos están más capacitados que otros pero todos pueden improvisar. En el pasado todos los músicos (del Barroco, Clasicismo o Romanticismo) sabían improvisar, de hecho cualquier buen músico debería saber. Es como si sabes un idioma pero sólo sabes leerlo o aprender algo que has leído pero no sabes decir nada por tu cuenta. La improvisación como herramienta pedagógica es valiosísima, los alumnos aprenderán cualquier concepto mucho mejor si son capaces de crear con esos elementos. Como dice Forrest Kinney: nos enseñaron a aprender para crear pero en realidad se crea para aprender.
Muchas de estas ideas asustan a un profesor tradicional normal. Creen que si realizan cualquier actividad que se aleje de tocar el repertorio no llegarán a tocar las obras de la dificultad necesaria para llegar al nivel profesional, pero esto no es así. Los cuatro años de la Enseñanza Elementl son un tiempo más que suficiente para conseguir en los alumnos un desarrollo completo en su formación musical, y si respetas su desarrollo y la manera en que aprenden, al final del ciclo consigues unos alumnos capacitados para tocar cualquier obra que se encuentre en las programaciones habituales de ese nivel. De hecho, se consigue que todos los alumnos lleguen a ese grado de perfeccionamiento en el repertorio y que además improvisen, lean y entiendan lo que hacen y, lo más importante de todo, que lo hagan disfrutando del proceso, disfrutando de la música.
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